jueves, 17 de julio de 2008

ESPIRITUALIDAD PARROQUIAL

Hace ya algunos años, en la Parroquia Nuestra Sra. de la Merced, siendo Cura Párroco el P. Daniel Martínez se preparó este tema que el Párroco propuso al C.P.P. y que transcribo en lo pertinente porque resulta interesante. Sea también un homenaje mío a la Parroquia a la cual serví ministerialmente por casi 21 años y a la que estuve vinculado desde varios años antes al volver del Interior a Montevideo.

"Espiritualidad" es el seguimiento de Jesús en una realidad concreta, en un tiempo y un lugar dados, es el ser Iglesia y Evangelio vivos en una situación particular.
Pues bien, la espiritualidad de nuestra comunidad parroquial no puede ser sino concreción del ser de la Iglesia en una realidad concreta definida por la ciudad, el barrio, el momento histórico.
Todos estos aspectos delinean una " espiritualidad" que pasamos a desarrollar en sus características principales.
Nuestra propuesta tiene su base en la experiencia de Dios Amor. Es el sabernos amados por Dios, con un amor único e inmenso lo que constituye nuestro fundamento espiritual. Nuestro caminar no es más que un simple gustar y profundizar esta realidad.
Este Amor de Dios del cual hablamos se ha manifestado en grado sumo en la entrega de su Hijo. Será desde nuestra relación con El que crecerá nuestra experiencia del amor del Padre.
Ahora bien, si me sé amado, la tendencia natural es amor en reciprocidad, lo contraqrio sería muy mezquino. ¿ Cómo, pues, amar a Dios? Aquí sale a nuestra ayuda la Palabra de Dios en la cual leemos " Si me aman, guardarán mis mandamientos" (Jn l4,l5).
Guardar sus mandamientos, sí, pero ¿ cuales? ¡ Son tantos! . ¿ No existirá alguna forma de expresarlos todos y al mismo tiempo simplificarlos?. ¿ Algún medio de saber siempre que cumplimos la volluntad de Dios? ¡ Sí, lo hay!, y es nuevamente la Palabra de Dios la que nos lo facilita: " Mi mandamiento es éste, se amen unos a otros como yo los he amado. No hay mayor amor que éste: dar la vida por sus amigos" (Jn.15,12-13).
He aquí la vía para realizar nuestro camino: La mutua y constante caridad. Sólo un amor a los demás capaz de llegar a dar la propia vida por ellos asegura nuestra reciprocidad al amor de Dios.
Esta premisa anterior acualquier otra nos asegura la presencia de Jesús en medio de nuestros grupos y de todaq la comunidad.
Una vez conseguida la gracia de vivir lo anterior, estaremos en condiciones de caminar, sólo que el caminar cristiano ( y más el que nos proponemos) no puede darse en solitario. Es imprescindible la comunidad, tanto la gran comunidad eclesial como las pequeñas comunidades. Ahora bien, desde hace ya bastante tiempo en nuestra Arquidiócesis las pequeñas comunidades tienen un perfil bien definido por cinco características o notas:
Son comunidades marcadas por la Palabra de Dios, recibida como guía y expresión de la voluntad del Padre que nos ilumina en nuestra búsqueda y seguimiento de Jesús . La Palabra no sólo estará presente en nuestras reuniones sino que será; junto con la presencia de Jesús por la mutua carida; su elemento primordial.

Son comunidades orantes y celebrativas, no sólo porque expresamente oraremos en ellas ( lo hacemos y mucho) sino porque en sí mismas son un ámbito de celebración, donde la vida cotidiana puede ser puesta en común para compartir las alegrías, esperanzas, tristezas y dificultades, en un clima tal de respeto y amor que incluso el dolor compartido sea fiesta.

Una relación así constituye nuestras pequeñas comunidades en espacios fraternos, escuelas de comunión , donde aprendemos a amar a todos como Jes´s, y al mismo tiempo testimoniamos esta fraternidad a los demás, permitiendo al Padre cumplir en nosotros la oración de >Jesús " Que sean uno.... para que el mundo crea" ( Jn 17,21).

Así vividos, nuestros encuentors no nos dejarán iguales, nos motivarán cada vez a dar un paso más en el seguimiento de Jesús marcándonos siempre una meta que está más allá de donde nos encontramos parados y nuestras comunidades se constiurán en verdaderos espacios de crecimiento, donde no hay lugar para narcotizaciones o "voladuras" ante nuestro compromiso con la realidad de un mundo que el Padre quiere transformar en Reino.

Por último , sí personalmente no podemos vivir aislados nuestra fe, tampoco nuestras comunidades pueden hacerlo. La Iglesia como cuerpo de Cristo es un todo articulado y orgánico, si bien formado por distintos miembros estos deben estar unidos entre sí para que la vida circule ente ellos . Ninguno de estos miembros agota la Iglesia, aunque la exprese. Se impone así que cada cristiano y cada pequeña comunidad estén unidos en real comunión con las demás de su parroquia y todas en la Iglesia diocesana. Esto define la nota que llamamos inserción eclesial.

Lo dicho hasta ahora expresa aspectos de la vida y la espiritualidad de cada cristiano y de cada pequeña comunidad de la parroquia, pero existen otras notas que nos tocan pesonalmente y comunitariamente. Dichas notas no son sino las características de la Iglesia toda, con el elemento propio del patrocinio de la Vírgen de la Merced.

DIOCESANIDAD. Nuestra Parroquia forma parte de un cuerpo mayor, el de la Iglesia local de Montevideo, presidida por el Arzobispo, como todas las de nuestra ciudad,; sin embargo, por ser del clero secular, el vínculo con lo orgánico y diocesano debe ser para nosotros algo particularmente cuidado y buscado. La plena comunión con las opciones y los organismos pastorales diocesanos son para nosotros una clara y especialísima manifestación de la voluntad de Dios. Específicamente esto debe manifestarse en la concreción del Proyecto Pastoral San Felipe y Santiago Siglo XXI.

SECULARIDAD. Nos referimos ahora a una característica propia de toda la Iglesia, pero que también debe brilalr de forma especial en nuestra comunidad, debemos ser, en palabras del Papa Pablo VI " La Iglesia que vie entre las casas de sus hijas e hijos" . Los problemas que afectan a las personas de nuestro pueblo , de nuestra ciudad y de nuestro barrio, deben ser nuestros problemas, sus alegrías , tristezas, gozoz y esperanzas, los nuestros; aunque a veces en concreto no lo seqan. Deben ser nuestros temas de reflexión no para quedarnos en el comentario sociológico o "manijero" sino para ser, desde el Evangelio, respuesta de salvación, la respuesta que Cristo mismo quiera dar a esa situación. Esta característica sigifica, por lo tanto una exigencia de coherencia y transparencia del Evangelio con nuestra vida.

SOLIDARIDAD. Es la condición y al mismo tiempo consecuencia de la anterior. Se trata de vivir lo mismo que los demás de una manera diferente. No consiste en vivir el mismo dolor o alegría que el otro, eso es imposible, cada gozo o dolor es intransferible; pero sí se trata de hacerlos nuestros, de ponernos; por amor; en lugar del otro, hacernos " una sola cosa" con él y aportarlo lo más nuestro, lo que no puede encontrar en otra parte y es esencial para todo ser humano : la respuesta desde el Evangelio, ofrecerles a Jesús con nuestra vida.

EUCARISTICA. Esta es la expresión máxima de nuestro ser comunitario. Debemos ser comunidad eucarística centrada en la celebración dominical( que no es simple rito, sino expresión sacramental de Cristo que se hace presente una triple forma: asamblea minisgtrial, palabra y eucaristía) donde se unifica, celebra y santifica en Cristo, el culto que la comuidad da al PADRE con su vida diaria. Es deir, nuestro culto no es principalmente la oración o los ritos litúrgicos, sino la Vida de Dios en nosotros, los esfierzos cotidianos que hacemos con Su gracia para vivir el Evangelio con coherencia, por santificar la vida de todos los días, por ser fermento de Dios en la masa del mudo. Todo eso lo traemos a la celebración dominical y lo ponemos en común con nuestros hermanos, para ofrecerlo a Padre por Cristo, en el Espíritu Santo. Por lo tanto, ser comunidad eucarística nos exige esta santidad de vida que transforme toda nuestra v ida en " sacrificio espiritual, agradable y santo " como decía San Pablo.
La celebración dominical será así sin excusas el tiempo del encuentro de la comunidad toda, donde cad auno aporta su ser miembros vivo del cuerpo de Cristo y recibe , la fuerza y la gracia para llevar adelante la misión común, al ser alimentado con el Pan de la Paabra y del Cuerpo de Jesús.

VIRGEN DE LA MERCED. Este otro elemento es propio de nuestra Comunidad, ya que podríamos tener otro patronazgo, sin embargo, el Señor nos ha regalado éste. María, Madre y modelo de la Iglesia, es para nosotros la vírgend e la Merced. Por tenerla como patrona debe ser para nosotros el modelo de como encarnar todas las racterísticas y notas de la espiritualidad que mencionamos. Será como su misma cercanía y familiaridad con los Apóstoles con las que debamos vivir nuestra diocesanidad y relación con el Arzobispo y el Papa; su servicialidad y atención a las necesidades de los demás en Caná o la Visitación las que marquen nuestra secularidad y solidaridad, su "Hagan lo que EL les diga" y su prontitud y obediencia a la Palabra deberán pautar las nuestras. Pero sobre todo será su sabe perderse juntyo a la ruz de Jesús, su " estar de pie" junto a ella los que nos enseñen a ser signos de la vida nueva que Jesús el Señor Crucificado y Resucitado nos regala, en medio de las esclavitudes, als cadenas, de nuestro pueblo, quese hacen oración en Nuestra Casa Común : La Iglesia de la Merced.

martes, 1 de julio de 2008

LA HERMOSURA DE LA PATERNO-MATERNIDAD

LA HERMOSURA DE LA PATERNO-MATERNIDAD

Hombre y Mujer , creados por Dios a su imagen y semejanza , son llamados a la unión interpersonal.
Los esposos serán dos que serán uno, una sola carne, que tienen en si la fuerza creadora dada por Dios.

La generación de esa criaturita que anida en la madre es el resultado del amor de los padres, de su unión, de su relación.

¡ Cuánto debemos reconocer la figura materna! Si bien el padre hace su aporte, quien lleva durante todo el embarazo la criatura en su cuerpo, la alimenta le participa las energías de su propio cuerpo, es la Madre.

El padre en muchas cosas aprenderá de la madre, ella lleva la parte más fuerte, reconocerá que fue su esposo quien hizo germinar en ella la criatura, pero él deberá reconocer siempre el rol importantísimo, indelegable de la madre.

Ninguno de los dos , padre o madre se apropiará de la criatura, es de ambos, Pero es bueno, leal y justo que el padre reconozca todo el valor, el esfuerzo, el cuidado, de la madre para con la criatura que tiene en su cuerpo.

Es bueno que toda mujer casada, abra su fecundidad a la maternidad universal, sentirse madre de todos los niños, acompañada por su esposo como padre también de todos los niños del mundo. Una mujer que no haya podido engendrar su propio hijo, por eso nunca dejará de ser o de sentirse Madre si en el desprendimiento acoge a otros niños – adoptados o no – simplemente cumpliendo el generoso servicio de brindar amor tanto como le sea posible a aquellas criaturas que le sean más cercanas o constituyan su prójimo.

Ser Madre es algo muy grande. Homenaje a mi Madre, y homenaje en ella a mi Padre. Homenaje a todas las Madres de mi familia por sus hijos biológicos, adoptados o considerados como tales en espíritu y en verdad.

Milton