viernes, 22 de junio de 2007

LA GRACIA Y LA FE

LA GRACIA Y LA FE



LA GRACIA

Dios está en todo ser creado por su poder, porque todo está sometido a EL. Por su Presencia porque todo cuanto existe está al descubierto ante sus ojos, Por su Esencia porque se encuentra indivisiblemente en todo lo que existe.

Por la Gracia nos hacemos semejantes a Dios, participando de su naturaleza divina.

La misión de una persona divina consiste en hacerse reconocer y amar dando el poder para ello, es decir, dando la gracia o ayuda particular ( gracia actual).

Las personas divinas no cambian, nosotros sí cambiamos. Ellas ennoblecen el alma, iluminan la inteligencia, dan calor al corazón, y nos imprimen su semejanza.

PRESENCIA DEL PADRE: el alma recibe la dignidad por la cual es capaz de conocer por si misma y amar a Dios.

PRESENCIA DEL HIJO : el alma participa del conocimiento del verbo vivamente.

PRESENCIA DEL ESPIRITU SANTO: el alma adquiere calor y consuelo, vida y amor.

Jesucristo por su vida, pasión, muerte y resurrección nos ha merecido la gracia nos la comunica por los Sacramentos. No hay gracia que no resulte o que no sea participación de su gracia.

Cristo posee la Gracia Perfecta que todos la hemos recibido ( gracia capital)

La gracia que el Espíritu Santo nos comunica nos asimila a Jesús y nos lleva con El al Padre.

La gracia se nos comunica en ritos esenciales, por medio de los ministros de la Iglesia. No estamos solos, la gracia de la salvación nos hace solidarios unos con los otros en el Cuerpo de Cristo.

En moral la gracia se considera un medio sobrenatural añadido a la naturaleza y puesto gratuitamente por Dios a disposición de los seres humanos para que los humanos lleguen a su fin que es la vida eterna con las tres personas divinas.

¡ Que grandioso! La inteligencia aún caída , puede alcanzar por si las verdades de orden natural. Necesita la gracia que le restituya la libertad del impulso natural hacia Dios.
Nosotros necesitamos de Dios para ser fieles a nuestros deberes como criaturas, sobretodo para establecer actos que den derecho a la vida eterna ( actos meritorios en justicia).

Tenemos necesidad absoluta de la gracia para alcanzar el fin sobrenatural. No podemos prescindir de la Gracia y para obtenerla es preciso la gracia inicial ya que nadie se la puede dar a si mismo. La gracia es el amor reflexivo de Dios que toma cuerpo en nosotros.

GRACIA ACTUAL es la destinada a provocar o realizar actos precisos de conocimiento o de voluntad, ayudas transitorias, impulsos de un instante que vienen a ejercerse sobre las potencias del alma que obra y que cesan al término de la acción.

GRACIA HABITUAL es el estado habitual de amistad y de filiación con Dios.
Ese lazo entre Dios y el agraciado, fundando en el don permanente que viene a sellar en el ser humano esta situación nueva la de ser “ partícipes de la naturaleza divina”.

El ser humano posee con la gracia de Dios, en lo íntimo de sí mismo, el principio de una operación propiamente divina , de suerte que, aún permaneciendo criatura, podrá conocer y amar a Dios como Dios se conoce y ama a si mismo.

Dios toma la iniciativa ( OPERA SIN NOSOTROS) , nos mueve la voluntad; aceptamos libremente, luego coopera ( sostiene la voluntad deliberada)

Dios da la Gracia Actual, del trabajo deliberado del ser humano depende la Habitual que Dios no niega al que hace lo posible por obtenerla.

Los efectos de la Gracia :

- LA JUSTIFICACION. Paso del estado de pecado al de
Justicia, y va acompañada en nuestro corazón de la
“conversión”.
- EL MERITO.- Todo acto moralmente bueno ,libremente hecho es meritorio.. Dios dispone que adquiramos el bien por propia actividad.
El mérito procede de nuestra caridad.


El perdón de Dios restablece la paz verdadera, es creador, cambia la voluntad del pecador y lo hace un amigo libremente convertido.

Ese perdón de Dios lo obtenemos en el Sacramento de la Reconciliación .

Dios nos invita con las mociones a reconciliarnos con El, pero no lesiona en nada nuestra libertad, la respeta. La justificación no se produce sin reacción libre de la persona humana. Dios no nos salva sin nosotros. Para justificarnos, debemos adherir a Dios y rechazar al pecado.

Dios nos mueve, nos invita.

Aceptamos a Dios ( FE)

Rechazamos el pecado (ARREPENTIMIENTO)

Dios perdona.

La reconciliación con Dios implica el perdón de Dios de nuestros pecados, pero también implica la reconciliación con la Iglesia Cuerpo Místico de Cristo del cual nos separamos al caer en pecado grave, pues rechazamos a Dios libremente, y nos reconcilia con nosotros mismos.

Los actos de virtud no valen más que por la caridad que los inspira.

Sin la gracia no podemos merecer la vida eterna. Sólo con la gracia entraremos al Reino de Dios, reino de paz, y de justicia, reino de amor .

La gracia entonces es una semilla que Dios deposita en cada uno de los seres humanos para crecer y producir fruto hasta la vida eterna. Dios deposita esa semilla de vida eterna en cada ser creado, así la gracia nos hace merecer la vida del Reino, nos la hace adquirir al término de un movimiento, en cierta manera natural, debido a las energías divinas que deposita en nosotros.

La gracia viene de Dios y nos lleva a EL. Ser Hijo de Dios es poder decir con toda certeza no sólo con palabras, sino de corazón “ABBA” es decir Padre.


LA FE

La Fe es un DON de Dios. Debemos vivirla, cada día tiene que ser más profunda.

¿Cómo profundizar la FE?

Por la oración, se hace más penetrante, se unifica, se arraiga en nosotros.

Por el estudio de la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura y en la vida de la Iglesia. Leer la escritura, rumiarla, meditarla, decidir vivirla y vivirla al fin.

Por el estudio de la Teología, robusteciendo nuestra FE, profundizando en las verdades de Fe que creemos y vivimos.

“Todo lo engendrado por Dios vence al mundo, y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra FE”.

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