viernes, 22 de junio de 2007

¿que es la templanza?

QUE ES LA TEMPLANZA


Es la virtud moderadora de las concupiscencias carnales.

Para comprender mejor lo antes mencionado, definiremos la Concupiscencia como necesidad, la más radical del individuo, de conservarse y crecer y su satisfacción que proporciona un placer cuya universalidad se manifiesta incluso a la observación más superficial.

Entonces ahora estamos en condiciones de afirmar que la templanza es la virtud de ese gobierno que el ser humano debe ejercer sobre si mismo, virtud que modera.

En los tiempos que nos toca vivir parecería que hay muchos interesados en propiciar la libertad, mejor dicho el libertinaje sexual. Entonces se pretende que frente al goce, al placer: todo vale, y no es para nada cierto.

¿ Porqué hablar de templanza? Porque hay mucha gente que busca el goce en si mismo, sin preocuparse del fin y sin medir todas las cosas en orden a este fin., y eso es ni más ni menos que perversidad.

La suprema perversión es impedir artificialmente los efectos para que estos con sus exigencias y pesos no vengan a atenuar el puro goce querido por si mismo.

Los placeres y atractivos están puestos para asegurar las funciones, luego son buenos en la medida en que las aseguran.

El matrimonio no consiste “ en hacer hijos” sino en vivir un amor fecundo. Es grosero y absurdo reducir el amor conyugal al atractivo del acto generador, porque el matrimonio no es un acto generador que hace abstracción de su contexto y de sus anejos sicológicos ya que se trata de una atmósfera de vida total.

La efusión de una mutua sensibilidad, un cierto lujo delicado de relaciones sensibles, la búsqueda de lo que mantiene el deseo, todo eso es bueno, incluso si el acto generador no se hace más perfecto con ello.

Pero hemos hablado de Matrimonio, no de cualquier unión. Matrimonio es la unión de un hombre y una mujer en el amor, unión a la que se llega con entera libertad, con promesa de fidelidad en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, en la prosperidad y en la adversidad, por el tiempo que dure la existencia terrenal de los contrayentes. Sólo la muerte los separa.

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