¿Como vivir la Comunión fraterna en el Año de la Fe?
(por el D.P. Milton Iglesias)
Tomaremos el texto de Juan
l3 del l al 20.
Se nos plantea el AMOR como humilde servicio.
El amor cristiano es el signo de la presencia
de Jesús para todos los tiempos. Es el que brota de la FE, se da en una persona
que ha creído en el amor y que tiene como ley nueva el amor.
Es el
criterio del cristianismo. Nace de una persona cuyo corazón ha cambiado, es
novedad.
Salir de Si, hacia los demás,
introducir a los demás en el corazón.
Es un acto personal y libre.
El amor cristiano procede de la
Fe y se concibe como exigencia de haber conocido a Cristo. Tiene su modelo, su medida y principio en
Cristo. Es universal , sobrenatural
,práctico, de servicio, de preferencia y de perdón mutuo.
Amar hasta el sacrificio de si,
sin medida. No es una conquista humana, sino fruto del espíritu.
Veamos Mt.25- 3l y siguientes.
Cristo establece un criterio para juzgar “ lo
que hubieres hecho a uno de estos hermanos míos más pequeños, conmigo lo habeis
hecho”.
Dios nos juzgará también por la
manera que nos comportamos con nuestros hermanos. Cristo está en el hermano, en la hermana, y
pide ayuda.
Nuestra vida debe desplegarse en
servicio a nuestros hermanos y hermanas.
Querer, Dar. Una forma suprema de dar es perdonar, servir,
ayudar, promover ( hacer libre a la persona), educar ( educar es liberar y
promover), compartir, evangelizar, convivir, consolar, estudiar para servir,
visitar.
El amor cristiano tiene para
nosotros una exigencia fundamental: la evangelización del mundo necesita
testigos de la Fe, signos del amor cristiano que trasmitan íntegra la fe y que
les ayude a comprender a la Iglesia haciéndola aparecer con nueva vida, como
una gran fraternidad de los Hijos de Dios.
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