lunes, 12 de enero de 2009

¿ES POSIBLE SER CRISTIANO Y CONSUMISTA?

¿ES POSIBLE SER CRISTIANO Y CONSUMISTA?

Hoy día, quizás más que en otros tiempos, es necesario rezar, pensar, meditar y reflexionar sobre nuestras actitudes, nuestras conductas, el estilo de vida que llevamos, y la forma en que los cristianos tenemos que adoptar para enfrentar ese bombardeo del consumismo.

Los que están interesados en hacer “ sus negocios”, vendernos algo, promover alquileres, turismo, viajes de todo tipo, mercaderías, alimentos, etc. procuran conducirnos a la conclusión “ no tengo que dejar pasar esta oportunidad” tengo que comprar!!!.

Los cristianos procuramos anunciar un modo de vida pero no siempre somos coherentes entre lo que decimos y lo que vivimos. Jesús, nos mostró un estilo propio de vida, nosotros tendremos que imitarlo, pero encontraremos obstáculos en nuestro camino, tentaciones de todo tipo, sobretodo del mundo comercial y consumista.

Si nos dejamos llevar por esas tentaciones que desde que nos despertamos hasta que nos acostamos nos vienen de todas partes: televisión, radio, diarios, publicaciones comerciales, panfletos que nos entregan en la vía pública, altoparlantes, y un sin fin de formas que la propaganda utiliza para dejarnos el subliminal mensaje “ tengo que comprar” “ tengo que tener el último modelo” “tengo que estar actualizado”, si todos esos “mensajes” los incorporamos a nuestro actuar nos convertiremos en “consumistas” natos, y nos estaremos deshumanizando.

Jesús predicó el Reino de Dios, y allí no hay diferencias, no hay marginación. Todos hijos amados por Dios .
La sociedad de su tiempo, sin duda era similar en sus consecuencias a la nuestra, era la negación del Reino de Dios. Por eso siempre Jesús al anunciar el Reino de Dios comenzaba por decir “ conviértanse”, es decir “cambien la mentalidad, miren la realidad, así como está no es querida por Dios”.

No podemos dejar de reconocer que la sociedad de consumo tiene un poder avasallador, y no podemos dejar de reconocer que el cristiano que hoy se “acomoda al mundo” pierde lo más preciado del Evangelio, el estilo de vida de Jesús, y por cierto no vive su responsabilidad frente a la historia.

José María Mardones en “ El hombre y la sociedad de consumo ante el juicio del Evangelio” nos dice que “ el entrelazado entre sociedad y hombre consumista configura un modo de ver la realidad y a las personas, y de situarse ante ellas. A este modo de ver le corresponden “ espacios opacos” . El hombre consumista es ciego e insensible para una gama de realidades de nuestro mundo. Tales puntos ciegos son verdaderas incompatibilidades con la fe de Jesús”.
Agrega luego “ Ceguera para la solidaridad. La sociedad consumista crea personas atrincheradas en su mundo de deseos y necesidades. No levantan la vista más allá del círculo de sus intereses. Y cuando caminan por la vida, sólo advierten las personas y situaciones capaces de saciar su fiebre poseedora o de ostentación. No perciben los rincones oscuros de la sociedad, allí donde no hay brillo. La ceguera para las tiauciones miserables se troca en ceguera para el otro ser humano desvalido, marginado, pobre. Es la consecuencia de una vida vuelta hacia sí misma. El hombre consumista es un ser insolidario”.

Más adelante expresa :” Ceguera para la gratuidad. La sociedad de consumo es una sociedad profundamente mercantilista. Sabe que para obtener el goce que la publicidad pregona hay que comprar y pagar. Tenemos introyectada la compra-venta como la ley de la posesión y el consumo en esta sociedad.
Esta atmósfera no es traslúcida para la entrega o donación personal. Tampoco en este ambiente se comprende lo que no proporcione utilidad o rentabilidad ni sirva para obtener algo “positivo”. De ahí que dedicarse a tareas o personas sin posibilidad de ofertar compensaciones produzca extrañeza. Nos hallamos en las antípodas del Evangelio. Difícil y duro lenguaje que proclama que “ hay más alegría en dar que en recibir”: mal negociante el Padre, que “ hace salir el sol sobre justos y pecadores”.(Sic)

El famoso consumismo, es un sistema basado todo él en el consumo, un modelo mercantilista de la existencia.

¡ Cuántos hay que privilegian el TENER sobre el SER! Como si tener más fuera lo importante. Vale recordar aquello de “ insensato, hoy mismo partirás de este mundo y no podrás llevarte todo lo que acumulaste”
¡ cuánto más hermoso es “Ser más persona” , ser más humano, más solidario.-

La Palabra de Dios hecha carne, hecha un ser humano, Jesús de Nazareth en su vida desenmascaró el consumismo. Nos enseñó que no se puede servir a Dios y al dinero ( Lucas 16,13) enfrentó a los fariseos que eran amigos del dinero ( Lucas l6,l4). Jesús nos invita a ser sal y levadura, pero si la sal se vuelve sosa – consumista en un mundo que lo es- sirve sólo para tirarla (Mateo 5,13).
Mientras los discípulos de Jesús admiraron la belleza y el lujo del Templo, Jesús mira y habla de la bondad de una viuda pobre ( Lucas 21,1-6) .

Que no nos pase lo mismo que a aquellos discípulos, que no caigamos en admirar el consumismo de nuestro mundo y no apreciemos lo que realmente es admirable en relación al Reino de Dios, meta final a la que aspiramos llegar.

Sabemos que cuando estamos rodeados de opulencia, cuesta vivir con sobriedad. Muchas veces hablamos de la opción preferencial por los pobres, pero ¿ buscamos un contacto directo con los pobres para sentir la vida desde ellos? Nuestras comunidades incluyen a los pobres y los hacemos sentir parte de ellas, uno más en las mismas, o los marginamos como hace el mundo en que vivimos.

Si queremos vivir con austeridad, con sobriedad en medio de una sociedad consumista, la comunidad nos resultará imprescindible. Es necesario encontrar como afirma Mardones “zonas liberadas” donde se respire un ambiente no enrarecido , donde se goce de la sencillez, de la gratuidad y de la austeridad. Por favor, cuidemos que nuestras Comunidades no se aparten de esos parámetros de austeridad y sencillez, que sean realmente instrumentos eficaces para ayudar, corregir y animar a cada persona que se integre a ella para caminar por ese camino anti-consumista.

¿Somos consumistas en nuestra vida? Entonces somos esclavos del consumismo.

¿ Somos sobrios, sencillos, austeros? Estaremos liberados de la esclavitud . Será para nosotros fuente de gozo.

Cuando estemos frente a la tentación de hacer algún “despilfarro” pensemos en la inmensidad de personas que pasan hambre, que no tienen vivienda, que no tienen con que vestirse, que no pueden acceder a una asistencia de salud integral por falta de recursos. Seamos solidarios.

Tengamos presente que el famoso “ Mercado” genera las más de las veces en nosotros necesidades que no son tales. Procuremos vivir mejor, con sencillez, con austeridad, que no significa por cierto padecer necesidades, sino no gastar en lo innecesario, en lo superfluo.



¿ Que es necesario, que es superfluo? Reconocemos que es una separación difícil de clarificar, el límite muchas veces parece ser difuso, y vamos de un lado al otro hasta sin darnos cuenta. Pero hay que trazarse prioridades. Hay que formular un proyecto de vida y permanentemente revisar si lo estamos cumpliendo y hacer las rectificaciones que sean necesarias.

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